A partir de la adhesión de Chile a la Convención de los Derechos del Niño, ellos pasan a considerarse, sujetos de derecho; se busca acompañarlos en su fortalecimiento a través del descubrimiento de sus capacidades, haciéndolos participes del plan de intervención a seguir.
Según la normativa del SENAME, quienes ingresaban a estos programas, eran niños(as) que presentaban abandono total, orfandad o carencia de una persona natural de quien exigir la obligación de tuición, y cuyas edades fluctuaban entre los 0 y 6 años. Este requisito se ha extendido hasta los 17 años, o egreso a la vida independiente, cuando las familias no han logrado su estabilidad como grupo social básico.
La Colocación Familiar surge como una alternativa al sistema de internado y según Hubell (1981) el hogar sustituto debiera ofrecer un ambiente adecuado al niño(a) y estar por encima del ambiente del lugar biológico.
En el antiguo sistema los niños(as) eran derivados de los Juzgados de Familia, Centros de Diagnóstico (COD), solicitudes de otras instituciones de la comunidad (Salud-Educación) y demanda espontánea. Actualmente la derivación es responsabilidad sólo de los Tribunales de Familia.
Se amplían las causales de ingreso, incorporando a aquellos niños(as), cuya tuición se encuentra alterada por grave disfunción familiar.
En el ámbito de la familia, sólo se consideraba la incorporación de los niños(as) a hogares con guardadoras (antigua denominación), externas sin vinculación, con potencialidades y capacidades de asumir responsabilidades en su cuidado.
Posteriormente el Servicio acoge la propuesta de algunas instituciones, entre ella la nuestra, formalizando la incorporación de familias extensas (abuelos, tíos, hermanos) evitando el desarraigo de su ambiente familiar y social.
La Corporación Hellen Keller, nació para atender niños(as) que presentaban pérdida auditiva, provenientes de otras regiones del país, pertenecientes a familias de escasos recursos, que en muchos casos por sus limitantes y desconocimientos para asumir la discapacidad de sus hijos(as), procedían paulatinamente a su abandono.
Se podría escribir un tratado sobre esta materia que ha sido abordada en talleres, simposiums, memorias de título, señalando las fortalezas y debilidades del sistema, que indudablemente representa dolor y pérdida de los niños(as) cuando son separados de sus familias.
Derivado de mis largos años de experiencia en esta materia sugeriría, como lo hice presente recurrentemente en las reuniones con unidades técnicas del Servicio lo siguiente:
- Internamente contar con equipos profesionales idóneos, garantizando a los niños(as), el derecho a una adecuada medida de protección y cuidados. Preservar el vínculo con su familia, orientando su accionar a la reincorporación a ésta, en el menor tiempo posible.
- Selección rigurosa de las familias de acogida, ya se trate de familias o grupos diferente a su familia de origen. Según Mc Fadden (1985) “La incorporación de un niño(a) al sistema familiar sustituto requiere de una alto grado de adaptación de todos los miembros de la familia, especialmente de los niños”
- De parte de los Tribunales de Familia, dedicar mayor tiempo al estudio de casos, especialmente cuando se determina el ingreso a una familia de acogida vinculante.
- Crear programas de apoyo a las familias, destinados a no extender indebidamente el proceso de reinserción, prepararlos y orientarlos para acoger a sus hijos(as) impidiendo la vuelta al sistema.
- Acelerar los procesos de adopción frente al abandono de los niños(as) o cuyos padres presentan inhabilidades que les impide satisfacer las demandas de sus necesidades materiales y/o valoricas.
- Propiciar la mantención de mecanismos de denuncias frente a cualquier tipo de abuso que puede ser conocido y utilizado por los padres, familiares, docentes y los propios usuarios.
- Sistematización del quehacer profesional, e impulsar la investigación por existir una escasa información al respecto.
Concluyendo, es posible afirmar que no todo es negativo en estos programas, siendo destacable la preocupación de los profesionales por la permanencia de los NNA en el sistema escolar. Muchos de los beneficiarios terminaron sus estudios técnico profesional, otros formaron una familia en un espacio de comunicación y afecto, una minoría cursó estudios superiores, no obstante las dificultades emocionales, psicológicas que les pudo haber ocasionado la dolorosa experiencia de su permanencia en familias de acogida. Se cumple con lo que señala el psiquiatra Boris Cyrulnik sobre el fenómeno de la resiliencia, es decir, “la capacidad de una persona o de un grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves”.
También presenta un gran valor lo señalado en el libro sagrado de los judíos, el Talmud, que expresa “quien salva a un hombre, salva al mundo”
LUZ ALVIAL CACERES
TRABAJADORA SOCIAL
FUNDADORA DE LA CORPORACIÓN